Flacidez en la piel, aumento de peso, piel manchada, son solo algunos de los efectos de largas jornadas de trabajo, sueño deficiente, comida chatarra y sedentarismo. En conclusión, el estrés te está envejeciendo más rápido de lo que tu cuerpo, naturalmente, lo haría.
¿Qué cambios provoca el estrés en tu cuerpo?
El estrés produce cortisol, una hormona que se secreta en situaciones de peligro, tensión o alerta, sin embargo, cuando se produce por una situación de estrés, y ésta se prolonga, el cortisol se va acumulando en el organismo, provocando la oxidación de las células y, por lo tanto, su envejecimiento prematuro. Someterte a situaciones de estrés constantemente provocará reacciones cómo:
- Caída del cabello: también denominada “alopecia areata”, se presenta cuando pierdes cabello de la piel, se presenta, generalmente, en forma circular y muy definida. Por otro lado, hay personas que para lidiar con la ansiedad, desarrollan un tic llamado “tricotilomanía”, que no es otra cosa que jalar de tu cabello provocando que empiece a debilitarse y a caerse. Existe otro padecimiento denominado “efluvio telógeno”, en el que el folículo piloso pasa a la fase de reposo, provocando que el cabello se caiga a mechones. Éste último, suele producirse tras una situación en particular, no es gradual y debe atenderse en seguida.
- Encanecimiento prematuro: uno de los efectos principales del estrés constante es la pérdida o disminución de melanocitos en los folículos pilosos, que es la sustancia que le da color a tu cabello, provocando que comience a verse gris y después canoso. Este efecto, desafortunadamente, es permanente, sin embargo, puedes detenerlo y estimular de nuevo la producción de melanina.
- Acné: el cortisol del que te hablábamos, también acelera la expulsión de grasa, pues en situaciones de riesgo tu cuerpo demanda energía, sin embargo, al no utilizarla, esta sale por la piel. Además, tu cuerpo presenta una respuesta inflamatoria que obstruye los poros y los lleva a romperse, provocando la acumulación de suciedad que se mezcla con la grasa. También se debe al exceso de andrógenos, las hormonas masculinas que produce tu cuerpo en respuesta al estrés, y que provocan acné.
- Piel apagada y seca: otro de los efectos del estrés constante, es la ralentización del flujo sanguíneo y la disminución de este en zonas “innecesarias” como el rostro, dejándolo sin nutrientes, provocando que se vea apagado y sin luminosidad. Esta situación también favorece la aparición de arrugas y líneas de expresión ya que, es muy común que al enfrentar estrés constante, tengas ceño fruncido o los labios apretados sin darte cuenta, la mayor parte del día.
- Aumento de peso: no es un mito y sí, sí aumentas de talla y peso cuando vives estresado. La razón es que el cortisol provoca que el cuerpo genere insulina, que suele acompañarse de aumento del apetito y favorecer así la acumulación de grasa que, primitivamente, tu organismo lo asocia con la supervivencia. Por si fuera poco, esta grasa se redistribuye hacia el abdomen.
Algunas personas también pueden desencadenar episodios de irritabilidad constante, cansancio, palpitaciones, problemas digestivos, calambres musculares, pérdida de memoria, debido a que el cortisol daña la conexión entre las células cerebrales; la disminución de las defensas o la interrupción de la menstruación, entre otros síntomas.
Tips para evitar el estrés
Sabemos que no es sencillo y que parece más fácil decirlo que conseguirlo, sin embargo, evitar el estrés constante se está convirtiendo en un problema de salud, pues sus efectos son cada vez más graves. ¿Qué hacer para lidiar con ello y evitar las canas y las arrugas?
- Duerme bien: la falta de sueño o el sueño deficiente, provocan el aumento de cortisol y la falta del descanso que le permite a tus células regenerarse. Antes de ir a la cama, prueba con una rutina de 20 o 30 minutos que sean sólo para ti, lávate la cara para quitar todas las células muertas y suciedad del día, te ayudará a sentirte más relajada; y siéntate por unos minutos con postura recta, revisa que tus músculos no estén tensos, desde los de la frente hasta los de los pies, mientras respiras muy profundo; por último, estírate, suelta el cuerpo y ahora sí, ve a dormir. Evita ver la pantalla de tu celular o ir a la cama inmediatamente después de ver televisión, ya que la luz azul provoca dificultades para descansar.
- Ejercítate: no es necesario convertirse en Usain Bolt de la noche a la mañana, con trotar o hacer bici 30 minutos al día es suficiente para comenzar. Conforme veas los buenos efectos que te trae, te garantizamos que querrás más. Es importante poner énfasis en el ejercicio aeróbico, pues este hará que tu sistema circulatorio y endócrino se pongan a trabajar.
- Dieta: sabemos que los problemas, la prisa y el estrés, lo primero que te piden sacrificar son tus horas de comida, sin embargo, es la mejor manera de decirle a tu organismo que algo anda mal y que se prepare guardando mucha grasa para lo que viene. Procura respetar tus horarios y no saltarte alimentos; no tiene que ser un menú de 4 tiempos, pero sí debes dedicarle unos minutos a cada comida, apartada del lugar de trabajo para darle tiempo a tu cuerpo de absorber los nutrientes. En las comidas principales incluye algo verde, pues la fibra te ayudará con problemas digestivos.
- Cigarro: fumar es como la gasolina, si el envejecimiento por estrés fuera incendio. Toma esos 5 minutos que ibas a ocupar en fumarte un cigarro en dar una vuelta a la cuadra caminando y haciendo respiraciones profundas.
- Entretenimiento: a veces, las preocupaciones nos hacen olvidarnos de lo que nos gusta hacer. Si tienes un hobbie, retómalo y quita de tu mente por unos momentos todo lo que te estresa para disfrutarlo.
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